La dura tarea de educar.



Estimados vecinos y vecinas:
El ser humano, es al nacer – el ser vivo – mas incompleto, mas inacabado, mas frágil e indefenso. A diferencia de un ternero, que se puede separar de la vaca al día siguiente de haber nacido y con el requerimiento de poder alimentarse bien. A un niño no se le puede aislar de sus padres, así sea el día siguiente de su nacimiento, al mes ni al año o a los doce o 15 años.
Esta insuficiencia, este inacabamiento del ser humano, le impone dependencia para desarrollarse, crecer y cultivarse rectamente. Necesitara durante gran parte de su vida infantil y juvenil el apoyo afectivo y la guía disciplinada de sus padres su familia, para poder funcionar con plenitud, tanto en esa esfera como con el entorno más amplio; su comunidad.
Todos estamos de acuerdo que dadas las características de la sociedad actual, nuestros hijos están expuestos a influencias externas, que plantean modelos o patrones de conductas ajenos a las que nosotros como padres tenemos. Esto hace aun más dificultosa nuestra tarea educativa.
Educar adecuadamente a nuestros hijos, estimados vecinos, es ir por delante… fallamos en nuestra labor si debemos lamentar la ocurrencia de un hecho por parte de nuestro hijo, que pudimos evitar con tal solo haber dicho No.
Lograr cambios de conductas y hábitos no es un proceso fácil ni repentino. Existen algunas técnicas de enseñanza para todos aquellos padres que quieren y necesitan desarrollar mejores conductas en sus hijos. Se trata de influir más positivamente en su comportamiento antes que sea demasiado tarde.
Para lograrlo debemos primero Hablar claro es decir tener una adecuada comunicación con ellos. Segundo Respaldar las palabras con hechos, es decir no quedarse solo en las palabras si no que respaldarlas, los hechos son mas elocuentes que las palabras y tercero Establecer las Reglas los hijos deben tener claro cual será la respuesta de los padres ante una mala acción.
A veces no nos damos cuenta de lo ineficaces que son algunas de nuestras reacciones y respuestas ante un comportamiento indeseable por parte de nuestros hijos; por ejemplo una respuesta insegura fracasa por que el padre no estableció claramente lo que esperaba de su hijo.
Dice una madre a su hija “Te pedí que ordenaras tu cuarto, pero aun no lo haces” La niña sigue sin cumplir el pedido de su madre, ante lo cual esta repite frustrada..”no me haces caso”. El pedido materno de que la niña ordene su cuarto seguido solo de una queja por que no le hace caso, diluye la instrucción y le quita fuerza, dejando el margen para que la hija la ignore.
Comunicarnos de una manera efectiva con nuestros hijos, es hacerles entender lo que queremos exactamente y cuando y de paso las consecuencias si no lo hace.
La acción de esta madre debe ser “quiero que ordenes tu cuarto ahora, en este instante si no lo haces no tendrás permiso de salida este domingo”.
Si un padre esta decidido a que su hijo con mala conducta cambie y se comporte mejor debe dirigirse a el con asertivas frases directas. Esta actitud es útil y correcta y se refleja en mensajes claros como por ejemplo: “Tienes exactamente cinco minutos para ordenar el baño antes de pasar a la mesa” o “Deja de molestar a tu hermano ahora.” Tales mensajes directos y asertivos no dejan duda en la mente del hijo sobre lo que queremos exactamente que hagan y cuando.
Para transmitir a nuestros hijos mensajes asertivos claros e inequívocos, es necesario complementar el uso de las palabras con la forma adecuada de expresarlas. Es tan importante lo que se les dice como la forma en que se le dicen las cosas.
No pida algo ni de una orden gritando. Hable siempre en tono firme, pero calmo. Transmita tranquilidad al dar una instrucción; esto comunicara a su hijo que Ud. Controla la situación y siempre hable a sus hijos mirándolos a los ojos. El contacto visual es fundamental para la comunicación humana.

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